Ejercicio aporta, no sólo al cuerpo, sino también a la mente.
No hay duda sobre los beneficios que la práctica regular de ejercicio aporta, no sólo al cuerpo, sino también a la mente
En su justa medida, el entrenamiento físico introduce el componente dinámico que las rutinas más sedentarias necesitan, ayuda a mantenerse en forma y a liberar endorfinas, o sea, felicidad.
Con la práctica, se va asimilando la importancia del calentamiento previo, de los estiramientos posteriores… ¿Pero y la de los alimentos? El entrenamiento supone para el cuerpo un gasto considerable de proteínas, grasa y glucógeno, y es importante reponer lo necesario después de cada sesión, o sea todo, menos la grasa.
Además, en las horas inmediatamente posteriores, el cuerpo está especialmente receptivo para la absorción de nutrientes, así que es el momento perfecto para vigilar lo que nos regalamos.
La reposición de proteínas es esencial, sobre todo si lo que se persigue con el ejercicio es ganar músculo: en ese caso el organismo debe ser capaz de sintetizar más proteína de la que ha destruido durante el entrenamiento. La fibra nueva necesita materia estructural.
El glucógeno se acumula en el hígado y sobre todo, en los músculos
Después de un importante trabajo muscular, una buena parte se ha consumido: lo ideal es recomponer esas reservas por medio de la ingesta de carbohidratos.
En muchos casos, el objetivo de la rutina deportiva es perder unos kilos.
La comida posterior al entrenamiento provoca una subida de la insulina que hace que la quema de grasa se paralice.
Por eso, aunque sigue siendo muy importante reponer glucógeno y proteínas, no es mala idea saltarse alguna comida después del entrenamiento, una de cada cuatro o cinco, sin abusar.
En el resto de las comidas post entreno es buena idea prestar atención a los lácteos. Un vaso de leche, un yogur o incluso un queso no muy graso aportan proteínas y un cóctel nutricional interesante. Para equilibrar, la fruta y los cereales son buenas fuentes de carbohidratos, vitaminas y nutrientes en general.
Fuente:El Mundo